miércoles, 26 de noviembre de 2008

Las grandes preguntas de mi vida

Modo de empleo: Primero hacer click sobre el video, luego leer mientras Anna esta cantando. Una vez leido esperar a que Anna termine de cantar, pensando tranquilamente. Finalmente abrir el video de David Gilmour. Gracias ;)



Quizás el Rigau Ros del 2005 tiene que ver, no se, pero he recordado algo que, francamente, parecía perdido en los pasillos de mis archivos. Si mis archivos no me confunden, que puede ser que alguno este dañado por el alcohol, nunca, repito, nunca he prometido amor eterno a ninguna mujer, ni hombre (ahorrarse el chiste fácil). He recordado a T, aquellos quince años; aquel fin de semana locamente etílico comenzó con un interminable viaje en bicicleta, continuó con tremenda ingesta de alcohol y con un tórrido romance de saliva y arena. El lunes vuelta al instituto y comienzo de un sinfín de “sólo amigos, nada más”; no puedo recordar las palabras exactas, pero seguro que sonaron como una pedrada en la cara; allí, en la parte de atrás del aula de 2º D.
Ahora ya no tengo quince años, pero en todo este tiempo, que va desde la siembra, pasa por el crecimiento, recolecta, comercialización, cocinado, y termina con el arroz pasado; aseguro que nunca he jurado amor eterno. Hubiera sido además en vano, pues la verdad estaría justo al otro lado; puede que ni si quiera una miserable etapa de enamoramiento en fase aguda.
No se a donde quería ir con todo esto, el vino ayuda a traer imágenes, pero no tiene propiedades psicoanalizantes. Simplemente que en un anuncio de la tele decían de aquellas promesas de juventud, y yo recuerdo otras muchas cosas, pero esa en concreto… va a ser que no. ¿Me perdí algo? No lo se, imagino que mucho; pero ahora pienso en T y la imagen que me viene es de un fantástico paseo solo, con un radiocassete en la mano, sonando Fat Old Sun de Pink Floyd, caminando por las praderas de Podes en primavera, solo, como Harry Haller, como Der Steppenwolf…


A veces el Lobo Estepario se colocaba una careta, una máscara que le hacía sociable, le hacía estar dentro. Pero era solo una máscara, necesitaba quitársela de tanto en cuando y moverse en libertad, rodeado, pero no dentro.
Ahí tenía que ir una canción de Lambchop que escuchaba mientras brindaba con Baco. The Man Who Loved Beer, pero no la encuentro para insertarla. Pero recordando a Pink Floyd encuentro esta versión de Gilmour, guitarra y voz del Fluido Rosa y de esta canción. La sigue haciendo con mimo, con gusto, el que siempre ha tenido.

No hay comentarios: